El Pizzagate surgió en el 2016, durante la campaña presidencial estadounidense que le daría al republicano Donald Trump su flamante presidencia, en detrimiento de una desgastada y desprestigiada Hillary Clinton. Aunque inicialmente parecía una acusación absurda, rápidamente se convirtió en un tema de debate nacional y un ejemplo de cómo las 'fake news' pueden propagarse rápidamente en la era digital.
Pizzagate: sus orígenes, propagación y consecuencias
En 2016, un correo electrónico hackeado a John Podesta, -el entonces jefe de campaña de Hillary Clinton-, fue publicado por WikiLeaks. Un usuario anónimo en el famoso foro de internet 4chan, interpretó el correo como una referencia codificada a una red de tráfico de niños y explotación infantil en Comet Ping Pong, una pizzería en Washington D.C.
La teoría del Pizzagate se propagó rápidamente en las redes sociales, especialmente en Twitter y Facebook. Sin embargo, no había evidencia creíble que respaldara estas acusaciones. La policía de Washington D.C. y el FBI investigaron y no encontraron actividad ilegal en Comet Ping Pong. Al parecer todo se trató de una campaña de difamación orquestada por el partido republicano o alguno de sus votantes (esto último suena inverosomil) ¿O será que el asunto del Pizzagate algo de ruido traía?
Junto con este aparente ataque, -sin pruebas reales que lo sustenten-, contra los políticos Demócratas, se fue colando en la agenda de los medios norteamericanos el mega escandalo de Jeffrey Epstein. Aunque el Pizzagate ya había tenido unos cuantos heridos de muerte, entre ellos John Podesta y Hillary Clinton.
El Pizzagate tuvo consecuencias reales y graves:
- Ataque a Comet Ping Pong: un hombre armado entró en la pizzería y disparó varios tiros, afortunadamente sin provocar víctimas fatales.
- Amenazas y acoso: el dueño de la pizzería y su personal recibieron amenazas de muerte y acoso constante en línea.
- Daño a la reputación de personalidades políticas como Podesta, Clinton y otros demócratas.
El Pizzagate es un ejemplo de cómo las teorías de conspiración pueden propagarse rápidamente en la era digital y tener consecuencias graves. Es importante tener pruebas sólidas, aunque este tipo de posibles hechos no son fáciles de sacar a la luz y menos cuando hay mucho poder metido en su encubrimiento.
Aunque no hay que descartar que algunas personalidades como: artistas famosos, deportistas, jueces, políticos y empresarios podrían estar implicados en una red de pedofilia y de esclavitud sexual sin precedentes. El pizzagate podría ser solo un aviso de que el problema realmente existe y está encubierto por el poder.
No es la primera vez que se habla de un tema tan delicado como controversial en los Estados Unidos. Durante años hubo denuncias contra productores de hollywood, que organizaban fiestas sexuales en sus exclusivas mansiones de Bervely Hills, a cambio de papeles exclusivos en películas que después se convertían en taquilleras. Y como se sabe, la comunidad artística de ese país suele ser en su mayoría pro-demócrata.
Cierto es que el pizzagate pareció una campaña sucia y de desprestigio, no teniendo lugar estos hechos descritos, pero bien podría relacionarse al sucidado Jeffrey Epstein y a su séquito de poderosos que viajaron a su famosa isla privada. Entre ellos al ganador de las presidenciales de ese 2016, el multimillonario Donald Trump, que aparece en una foto junto con su amigo Epstein y dos señoritas de la noche.
Este caso parece ser más oscuro que el Pizzagate, con varios testimonios que probarían que hubo trata de personas y esclavitud sexual. Hay vídeos que también probarían la reclutación de niños por parte de adultos, los cuales llevaban a cambio de dinero y favores a la siniestra isla del magnate Epstein.
Aquí tenemos el link con el enlace sobre el caso de la trata sexual de los ricos y poderosos, en lo que se conoce como el resonante caso de Jeffrey Epstein: https://gorgojocritico.blogspot.com/2024/01/la-isla-de-epstein-tenia-la-cura.html?m=1
Fuente: Meta (IA)